como también se llama cariñosamente a las algas comestibles, son respetuosas con el medio ambiente en muchos aspectos y ofrecen numerosos beneficios para nuestro planeta. Una de las características más destacadas de las algas es su capacidad para absorber activamente CO2. Esto las convierte en importantes aliadas en la lucha contra el cambio climático, ya que ayudan a reducir los niveles atmosféricos de CO2, responsables del efecto invernadero.

Además, las algas no necesitan suelo fértil ni agua dulce para crecer, lo que minimiza la presión sobre nuestros ya limitados recursos. Esto contrasta con muchas prácticas agrícolas tradicionales que dependen tanto de suelo fértil como de cantidades significativas de agua dulce. Por tanto, el cultivo de algas puede ayudar a aliviar la presión sobre estos recursos, al tiempo que produce valiosos alimentos y materias primas.

Por último, las algas también pueden utilizarse como fuente de energía renovable. La tecnología para convertir la biomasa de las algas en biocombustibles está en constante evolución, y estos combustibles podrían proporcionar una alternativa respetuosa con el medio ambiente a los combustibles fósiles tradicionales.

En general, las algas desempeñan un papel crucial en el medio ambiente, ya que no sólo contribuyen a reducir los niveles de CO2 en la atmósfera, sino que también ayudan a conservar nuestros recursos, a limpiar nuestras aguas y a proporcionar energía renovable.